Bego Carredano y su amor por las flores

La fundadora de Gaiac nos platicó de dónde nació su pasión por la decoración. Con sus arreglos florales, da vida a hotspots como el club de golf Chapultepec y los restaurantes de Grupo Hunan.
Begoña Carredano

“La energía de las flores en un lugar es increíble, te transmite diferentes emociones, la gente se siente en paz, en armonía y en alegría”. Esto nos dijo Begoña Carredano quien, junto con Ximena Urquiza, fundó Gaiac flores.

La pasión de Bego empezó desde chica. Todos los fines de semana visitaba el campo y se la vivía arrancando flores y convirtiéndolas después en arreglos para regalarle a sus papás. “Siempre me llamó mucho la atención todo lo manual y era muy creativa”, dijo la florista. Años después, estudió en The Flowers School of NY y regresó a México lista para abrir su primera florería: el Jacinto. “Era increíble, nos ibamos casi diario al mercado de Jamaica. Ahí conocí todas las flores y sus precios” contó. Después de un tiempo, su socia en ese entonces, se fue a vivir fuera del país y Jacinto desapareció. Pero Bego, como buena emprendedora en momento de crisis, le dio la vuelta y fundó lo que ahora es Gaiac con Ximena Urquiza.

Gaiac

¿Su primer paso? Mandar mini arreglos a personas clave para darse a conocer. De ahí despegaron al éxito bajo las recomendaciones de boca en boca, posicionándose como favoritas en el mercado de ambientación. Hoy en día son floristas de clubs privados, como el Chapultepec en Conscripto, además de ser las encargadas de darle vida a todos los restaurantes de Grupo Hunan.

Uno de los eventos que más disfruta de su trabajo son las inauguraciones de sus clientes. Son el proceso más satisfactorio para ambas por sus tres simples pasos: sentarse a platicar con los dueños, aterrizar los conceptos y hacer pruebas hasta que todos queden felices. Para cerrar, Bego enfatizó en la importancia de trabajar en lo que realmente nos apasiona, pues ahí reside la diferencia en cuanto a calidad y servicio.

Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida- Confucio