Sólo 24 horas pasaron entre la primera y segunda vez que Melania despreció la mano de Donald Trump. El día de ayer, la Primera Dama protagonizó los titulares de los medios por haberle dado un manotazo a Donald mientras llegaban a Tel Aviv y el día de hoy no cambia mucho la historia.
Esta vez fue en Roma, mientras bajaban del avión presidencial, donde Melania esquivó la mano del presidente y prefirió arreglar su pelo y seguir su camino.
Aunque esto podría ser una simple coincidencia, también existe la posibilidad de que la Primera Dama esté dejando a la vista que su matrimonio no está del todo bien, pues prefiere caminar sola que hacerlo tomada de la mano de su esposo.
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